Ecopsicologia
ecologia espiritual


«Cada salida del estado
de amor…»

«Cada salida del estado de amor produce la acumulación de karma negativo», así me dijo Dios una vez hace muchos años. Podemos poner esta frase como segundo punto después de «Dios es Amor».

Pero ¿de qué se trata? ¿Qué es, una amenaza? ¿Él me va a castigar? ¿Me enviará una enfermedad grave? ¿O me condenará a los sufrimientos en la siguiente encarnación? No, tal planteamiento no es correcto.

Dios no castiga a nadie, sino enseña. Y nosotros mismos formamos nuestros destinos. Por ejemplo, nosotros mismos posponemos la felicidad del encuentro con Él y seguiremos sufriendo por nuestra separación de Él si no tenemos amor. También nosotros mismos atraemos diversas desgracias, y no es que Dios nos castigue.

Les doy unos ejemplos claros de mi propia vida.

Un día vi la publicación ilegal de mi libro sobre David Copperfield, y no solamente sin mi permiso y el pago correspondiente, sino, además, con alteración del contenido: con un esquema absurdo en medio del texto y, encima, bajo mi nombre*.

Esto «colmó el vaso de mi paciencia». Salí del estado de amor y me dispuse a pelear con el editor criminal.

En la tarde de ese mismo día, tuve una inflamación en el esófago con espasmos tan fuertes que ni siquiera podía tragar la saliva.

En la mañana del día siguiente, logré ver que un espíritu negro y grande me agarró por la garganta con su mano, se apegó a mí y no quería dejarme tratando de estrangularme. Entonces, entré en la Morada del Creador, volví al estado de amor y enseguida recordé: «Cada salida del estado de amor…». El espíritu desapareció y la inflamación pasó casi inmediatamente.

El mecanismo en este caso es el siguiente: cuando permanecemos en los estados sutiles, somos inalcanzables para los espíritus groseros, porque ellos no pueden entrar en los estratos sutiles. Pero si perdemos la sutileza emocional, entonces nos acercamos a su estado y nos convertimos en blancos fáciles de sus ataques agresivos.

Hace treinta años, algo mucho más grave pasó conmigo. En aquel entonces mis colegas en Moscú empezaron a cometer desmanes a mis espaldas [9]. Yo lo percibí como una traición a la obra de Dios, y Dios Mismo entonces mandó cerrar inmediatamente el centro espiritual creado por mí en Moscú.

Eso era lo único que tenía que hacer. Pero yo, en cambio, entré en un estado prolongado de enojo hacia ellos y enseguida atraje los poderes diabólicos hacia mí. Fui atacado, sin ningún motivo, por una banda de malhechores que causó daño grave a mi cuerpo. Como consecuencia, sufrí durante mucho tiempo de un fuerte dolor, estuve clínicamente muerto dos veces y quedé realmente inválido por algunos años.

Lo único que me permitió sanar mi cuerpo completamente fue la purificación de los huesos rotos de mi columna con la energía Kundalini cuando dominé este método.

Así cada uno por sí mismo atrae la felicidad o el sufrimiento a su vida. Entramos en el estado de Amor Divino, y entonces nos acercamos a Dios; entramos en los estados emocionales groseros, y entonces los demonios y diablos «se pegan» a nuestros cuerpos causando las enfermedades y el sufrimiento.

Es así como cada uno de nosotros se castiga por sí mismo al no cumplir la Voluntad de Dios.

Y esta Voluntad fue expresada muy claramente por Jesús: ¡amen a Dios y ámense los unos a los otros a pesar de todo! [10,18].

Asimismo, la idea de que Dios debe proveernos con diversos bienes terrenales es completamente equivocada. No, Él nunca lo prometió para todos. ¡Pues Él no es un servidor de nosotros, sino el Señor!

Él nos ama y trata de ayudarnos, pero no en la obtención de bienes terrenales ni en la realización de nuestros deseos egoístas.

Su Amor se manifiesta en que Él siempre nos dirige hacia nuestra felicidad final que es la Unión con Él.

Él es el Dueño y el Soberano Absoluto. Debemos estudiar, aceptar y cumplir Su Voluntad, Su Ley, y entonces viviremos en armonía con Él.

Esta Ley es la siguiente: el Camino hacia la Unión con Dios es el Camino del Amor incondicional, y todo aquel que sale de este estado sale del amparo de Dios y se convierte en víctima de los habitantes del infierno.

¡Así que hagamos caso! ¡Es para nuestro bien ir hacia Dios después de aceptar Su Ley!

Pues no a causa de nosotros, sino por Su causa Él creó toda la Creación y a cada uno de nosotros. Esto es lo que constituye Su Vida, Su Evolución. ¡Y Él va a realizar Su Voluntad rigurosamente! «¡Si quieres marchar hacia Mí, vive en el amor y sé feliz, si no quieres, sufre debido a tu separación de Mí!»