Ecopsicologia
ecologia espiritual


Trabajo en el mundo material

Para cada persona, aun si ella no ha madurado todavía para poder abarcar las verdades religiosas, existen dos principios esenciales respecto a su trabajo. Son la integridad y el anhelo de aprender más. El segundo principio no solamente implica el deseo de estudiar, sino también el cambio frecuente de lugares y puestos de trabajo. En este caso llegamos a cada nuevo puesto con la abundante experiencia laboral anterior. Todo esto enriquece significativamente la experiencia de la vida, desarrolla el intelecto y sienta una premisa objetiva para la actitud respetuosa de parte de los demás.

Una persona religiosa debe tener una actitud aún más seria hacia su trabajo. A saber, debe considerar su actividad social como su servicio a Dios.

Esto se llama karma yoga, que es el camino del autoperfeccionamiento a través de ayudar a Dios en Su Evolución. Esto último se manifiesta concretamente en la ayuda (incluyendo la espiritual) a otras personas en aquellas cosas que sean realmente beneficiosas para ellas, con la particularidad de que uno debe tratar de servir a los demás con sus facultades más altas y anhelar adquirir para su servicio facultades mejores aún [10,18].

Si uno alberga tal actitud hacia lo que hace, su interés material en los asuntos pasa a ocupar la posición más baja en la lista de sus motivaciones para el trabajo, puesto que tal servicio es la expresión y la manifestación de su amor hacia Dios y hacia las personas. ¿Y acaso sería correcto dar amor a cambio de dinero?

Krishna dijo acerca de esto lo siguiente: «¡Considera sólo el trabajo que haces y no las ganancias que recibirás por haberlo hecho! (…) ¡Desdichados son aquellos que actúan sólo a causa de la recompensa por su actividad!» [10,18] (Bhagavad-Gita, capitulo 2:47,49).

El karma yoga, sin embargo, no implica el trabajo gratuito, sino que implica que el karma yogui se alimenta «de lo que quedó de sus ofrendas», como lo explicó metafóricamente Krishna [10,18] (Bhagavad-Gita, capitulo 3:13).

Por otra parte, aquellos a quienes la ayuda es prestada no deben olvidar que su ayudador también tiene que comprar comida, pagar el transporte, vivienda, etc. Recordemos las palabras de Jesús el Cristo al respecto: «El obrero es digno de su alimento» (Mateo 10:10), «El obrero es digno de su salario» (Lucas 10:7), y también las muy importantes palabras del Bhagavad-Gita, dichas por Krishna: «¡En verdad, quien no responde con regalos a los regalos recibidos es un ladrón!» [10,18] (Bhagavad-Gita, capitulo 3:12).

A través de la búsqueda espiritual intensa e incesante y no de otro modo que realizando el servicio según los principios del karma yoga, uno desarrolla el Amor, la Sabiduría y el Poder.

Hemos hablado bastante del Amor. Ahora hablemos de la Sabiduría, cualidad sin la cual es imposible llegar a ser perfecto y alcanzar la Unión con Dios.

La Sabiduría es el conocimiento acerca de todo lo más importante, es decir, acerca de qué es Dios, qué es el ser humano, en qué consiste el significado de su vida y qué es la Evolución de la Conciencia Primordial. Además, la Sabiduría incluye el conocimiento de la diversidad de las almas y la facultad de discernir a las personas según sus cualidades, facultades y capacidades psicogenéticas. También incluye el conocimiento del Camino Recto hacia la Perfección y el conocimiento de las diferentes maneras de desviarse de éste. Además, la Sabiduría implica que uno sabe cómo ayudar a cada persona en su Evolución y cómo escoger para ella la forma más apropiada de ayuda espiritual.

La Sabiduría se obtiene a través de la investigación teórica y la experiencia práctica. La primera implica el estudio de las instrucciones que Dios transmitió a las personas encarnadas repetidas veces y el estudio de las diversas experiencias de la búsqueda espiritual humana, incluyendo sus éxitos y sus fracasos. En cuanto al conocimiento práctico, éste se obtiene tanto a través del estudio de uno mismo y de Dios como en el proceso del servicio desinteresado y del trabajo espiritual creativo.