Ecopsicologia
ecologia espiritual


Servicio espiritual

Es imposible recorrer el Camino que lleva a Dios sin brindar ayuda espiritual a otras personas. Esto es objetivamente necesario para el proceso de la Evolución, puesto que aumenta el número de personas iniciadas en el conocimiento espiritual. Además, esto desarrolla al ayudador y le da, entre otras cosas, lecciones de psicología. Pues el proceso de desarrollo espiritual puede ser considerado como «los estudios para ser Dios». Y Dios es el Psicólogo perfecto, el Conocedor perfecto de las almas.

En el Camino espiritual, al igual que durante una guerra, se manifiestan muy vivamente la estupidez de algunos «jefes», fatal para muchas personas, y el heroísmo sabio y abnegado de aquellos que logran salvar a muchos.

Durante estas batallas se activan las emociones humanas, se destaca la cobardía, que enloquece a muchas personas de poca fe, y se manifiestan las cualidades tanto inferiores como sublimes del alma.

El carácter del guerrero espiritual se templa al rechazar los ataques de los envidiosos y de los tontos agresivos.

Las traiciones de ex «mejores amigos» le enseñan a no apegarse a las personas.

El guerrero espiritual se desarrolla salvando a los que caminan a su lado, cultivando —en estas batallas ante el rostro de Dios— el Amor, la Sabiduría y el Poder y obteniendo de esta manera la Divinidad gradualmente.

¿En qué debe consistir la ayuda espiritual elemental para otras personas? Primero, hay que formar en ellas el concepto correcto de Dios y del Camino hacia Él y luego enseñarles a controlar su esfera emocional.

Y a aquellas personas que son dignas intelectual y éticamente, se les puede enseñar también el arte de la meditación.

No obstante, antes de empezar el trabajo meditativo serio, cada discípulo debe limpiar su cuerpo de las contaminaciones energéticas, ya que es imposible entrar en los eones sutiles, en Dios, desde un cuerpo contaminado y, como consecuencia, enfermo.

Sólo a aquellos adeptos que renunciaron a la alimentación «de matanza», al consumo de alcohol, de tabaco y de otros venenos similares, así como a la comunicación íntima (incluyendo sexual) con personas energéticamente groseras, se les puede empezar a enseñar las prácticas esotéricas.

Además, desde el inicio los discípulos deben proponerse cultivar los estados de amor y de tranquilidad dentro de sí.

Aquellos que no lo hacen o no progresan en esto deben ser apartados de los estudios por su propio bien. Pues las mismas psicotécnicas pueden llevar a unos, aquellos que se refinan como conciencias y crecen como amor, a Dios, mientras que a otros, aquellos que caminan en la dirección opuesta, al infierno, convirtiéndolos en diablos.

He observado esto último muchas veces en diferentes ciudades y países, incluyendo allí donde fueron introducidos los métodos elaborados con mi participación. Algunos instructores —a causa del dinero, la gloria o, simplemente, debido a su irresponsabilidad criminal— comenzaron a enseñar las técnicas psicoenergéticas a todos los que deseaban aprender, sin hacer una esmerada selección de los estudiantes. Esto dio por resultado varias tragedias personales e incluso la formación, en uno de los casos, de una banda criminal [9].

En otra ocasión, tuve la imprudencia de mostrar a muchas personas, que más tarde resultaron ser indignas, los maravillosos sitios de poder. Y ahora veo como los hechiceros negros se entrenan allí y dejan las huellas de su impureza energética profanando de esta manera la santidad de estos lugares.

No obstante, no hay lugar para la violencia en el Camino espiritual. No tengo ningún derecho a exigir que estos degenerados no visiten aquellos sitios de poder y no realicen allí las prácticas que los convierten en diablos. Dios les dio el libre albedrío y ellos tienen todo el derecho a dirigirse al infierno. Y, quizás, después de llegar allí y experimentar lo que es, van a desear escapar de éste. En ese entonces, posiblemente, les ayudarán mis libros.

Una de las verdades sabias consiste en que es imposible llevar a alguien a la fuerza a la Morada del Creador. Dios no necesita esto ni tampoco es posible hacerlo, puesto que el Camino espiritual no es, digamos, una ascensión a una montaña, sino la autotransformación cualitativa. El practicante mismo debe avanzar en este Sendero y los otros sólo le pueden indicar la ruta.

Cada uno debe construir sus relaciones con Dios libre y personalmente. Por lo tanto, no debe haber ninguna «disciplina religiosa» ni subordinación de las personas o de los grupos espirituales entre sí. Cada cual debe desarrollarse de acuerdo con su libre albedrío dado por Dios. La violación de este principio altera la armonía de la Evolución e impide que Dios nos guíe hacia Él.