Ecopsicologia
ecologia espiritual


Enseñanzas de Dios
y sectarismo

Dios, Quien creó nuestro planeta y lo pobló con nosotros, los humanos, no nos ha olvidado. Al contrario, somos Su mayor ocupación, somos Sus hijos a quienes Él espera en Su Casa. Pues para que entremos allí, después de madurar aquí, fue hecha la Creación entera.

Dios nos enseña de dos formas: nos da indicaciones de cómo debemos vivir y después nos ofrece el libre albedrío y nos enseña cómo llevar a la práctica estas indicaciones o instrucciones en las relaciones con otros seres y con Él.

Concedernos la libertad de escoger el propio camino en la vida, la libertad de tomar las decisiones en las situaciones particulares es Su sabia idea que Le permite discernir con claridad a aquellos que se dirigen sinceramente hacia Él y a aquellos que van en la dirección contraria.

Sí, tenemos derecho a dirigirnos tanto hacia una como hacia otra dirección y también derecho a no movernos a ningún lado. Dios nos concedió tal posibilidad y podemos usarla.

Con todo, cuando nos dirigimos hacia Él, aumentamos realmente nuestra felicidad y éxtasis.

En caso contrario, nos aguardan enfermedades, aflicciones y sufrimientos.

Tenemos incluso derecho a permanecer en la pesadilla del eon (estrato) diabólico entre seres semejantes. Pero ¿lo queremos? ¿No será mejor ser humildes y obedientes ante Su Voluntad? ¡Pues Él nos desea y da solamente el bien! ¡Sólo tenemos que tomarlo!

¿Por qué entonces en la Tierra existe tanto sufrimiento? ¿Por qué las personas no van hacia Dios? ¿Por qué los crímenes, la oscuridad y el salvajismo de la ignorancia son típicos tanto de los «creyentes» como de los ateos?

¿No será porque las personas, especialmente los poderosos, debido a su ignorancia o, simplemente, debido a sus intereses egoístas, han ocultado y alterado las sencillas verdades sobre el Camino hacia Dios, el Camino hacia la felicidad?

Pues es tan fácil conseguir el poder y el dinero para sí proclamándose, por ejemplo, un intermediario entre las personas y Dios. Basta sólo con vestirse con ropas «sacerdotales» y proclamar solemne y majestuosamente algo como: «¡Tengo autoridad para pedir a Dios que les dé el bienestar! ¡Tengo derecho a absolver sus pecados! ¡Vengan a mí y, por supuesto, paguen por todo esto! ¡Si no, se quemarán eternamente en el fuego del infierno!».

Esto es una versión de la típica mentira interesada de las sectas.

Además, se puede intensificar esta mentira con el siguiente esquema: la historia de nuestra iglesia se remonta a Adán y Eva, pero la de las otras iglesias no. Por lo tanto, son hijos ilegítimos. A quién Dios ama más, ¿a Su hijo legítimo o a los ilegítimos?

En realidad, Dios ama igualmente a todos los hijos humanos. Pero la pregunta es ¿pueden ser considerados como creyentes sinceros aquellos que inventaron una mentira tan abominable?

Otro ejemplo son algunas sectas que han aparecido recientemente y que venden por mucho dinero «el derecho a comunicarse con Dios». Allí dicen que lo único que debemos hacer para esto es dibujar un signo secreto (el que se vende), y entonces Dios responderá a nuestras peticiones y enviará a nosotros y a través de nosotros «la Energía Divina». ¡Como si Dios fuera una máquina en la que debemos poner una ficha para que funcione! ¡Y miles de personas creen en ésta y en otras mentiras semejantes y pagan!

Aunque es estúpido, no es un caso tan terrible como cuando los «pastores», vestidos con ropas majestuosas, envían a los miembros de su congregación a odiar, a pegar o a matar a aquellos que impiden a estos «pastores» divulgar su mentira. Y entonces se encienden las bajas pasiones humanas, se desenfrena la «ira justa» y todo este «rebaño» se dirige al infierno.

La ira y el miedo (especialmente el miedo místico ante el diablo, demonios, hechiceros y vampiros, usado a menudo por las sectas más crueles e ignorantes para intimidar y esclavizar a su «rebaño») son las emociones cuyo aumento predetermina el infierno para la gente.

En cambio, Dios es Amor y acepta sólo a aquellos que llegaron a ser semejantes a Él.

Todo el tiempo, Dios nos enseña lo mismo a través de todos Sus Mesías, expresándolo con palabras diferentes y poniendo énfasis diferentes para diferentes personas. Estas Enseñanzas de Dios son Su Ley Eterna (Sanatana Dharma en sánscrito), la que nos llama a servirle a Él, a aspirar al conocimiento de Él, a la Unión con Él en el Amor, a amar a las personas y a todos los seres y ayudarles, a desarrollarnos y perfeccionarnos para lograr la autorrealización espiritual completa.

¿Qué nos impide aceptar esta Ley dando la espalda a todos los que tratan de falsificar la Voluntad de Dios?