Ecopsicologia
ecologia espiritual


Métodos Superiores

Las prácticas espirituales superiores permiten seguir desarrollándose —como corazón espiritual— ya fuera de los límites del propio cuerpo. ¡Debemos tratar de transformarnos en corazones espirituales universales!

Este Camino —si todo se hace correctamente— es la realización del precepto de Jesús el Cristo:

«Dios es Espíritu, y los que Lo adoran, lo deben hacer en Espíritu y en Verdad (Juan 4:24)».

En otras palabras, para encontrarnos con Dios —la Conciencia Primordial Universal— debemos también convertirnos en conciencias libres de las cadenas materiales, conciencias puras y refinadas hasta Su nivel de sutileza y desarrolladas hasta las dimensiones apropiadas para tal encuentro.

En esta etapa del desarrollo, los adeptos dignos pueden aprender una gran variedad de métodos que les permitirán:

— conocer al Espíritu Santo en Sus diferentes manifestaciones y aprender a ser Él en el propio corazón expandido;

— «elevar» la Kundalini y unir esta energía Átmica individual con el Paramatman, la Conciencia Universal de Dios Padre;

— conocer todos los eones (estratos, planos) principales del Absoluto;

— aprender a entrar en la Morada del Creador y unirse con Él allí;

— después de fortalecer este estado, el adepto puede recibir de Dios Padre el derecho a controlar la materia, lo que incluye la desmaterialización y materialización del propio cuerpo.

Pranava. «Nacimiento» y «crecimiento» en el Espíritu Santo

Hablando en los términos que usaba Jesús el Cristo al enseñar a Sus discípulos-apóstoles, el bautismo en el Espíritu Santo es la meditación «latihan» descrita anteriormente.

Sin embargo, la siguiente etapa, más avanzada, del conocimiento de Él —etapa durante la cual el practicante «nace» y «madura» en el Espíritu Santo— se realiza a través de otra meditación llamada Pranava. De esto Jesús intentó hablar con Nicodemo (Juan 3:1-21) y sobre esto mismo narraba en forma de parábola el Apóstol Felipe [10,18].

Para practicar esta meditación, debemos encontrar un lugar abierto, sin casas ni árboles (puede ser, por ejemplo, una montaña, un desierto, una playa, una estepa, etc.). En este lugar, salimos del anahata a través del chitrini y nos apartamos del cuerpo hacia atrás lo más lejos posible. Allí nos expandimos como conciencias, experimentamos la Luz Viva del Amor del Espíritu Santo y, uniéndonos con Él, fluimos juntos hacia delante como una Corriente a través y alrededor del propio cuerpo. En este caso, el cuerpo se encuentra como si estuviera dentro de un gran río y es posible lavarlo para que se vuelva completamente transparente.

Esta meditación puede ser repetida muchas veces y todas las veces el Espíritu Santo ayudará alegremente a los practicantes dignos.

Además, para facilitar esta meditación, podemos cantar la oración-meditación ortodoxa «El Rey Celestial» o el mantra AUM.

La traducción del ruso de esta oración-meditación es la siguiente:

¡Rey Celestial, Confortador, Espíritu Verdadero!

¡Omnipresente y Aquel Que llena todo!

¡Tesoro de los buenos y Dador de la vida!

¡Ven y habita en nosotros!

¡Y límpianos de todo el mal!

¡Y salva, oh Bendito, nuestras almas!


Cantamos esta oración-meditación durante el movimiento en el Pranava.

El mantra AUM (u OM), en realidad, suena como AOUM y debe ser cantado sutil, prolongada y agudamente (como el mantra para el anahata) durante el movimiento en el Pranava. («Rugir» el sonido OM con voces graves, como se practica en algunas organizaciones pseudoreligiosas ignorantes, es «cantar para el diablo», y no para el Espíritu Santo).

Posteriormente, debemos aprender a detenernos en la meditación Pranava en Unión con el Espíritu Santo experimentándonos como una parte Suya.

Además, a través de esta meditación podemos conocer al Espíritu Santo en Su Manifestación aún más sutil. Para lograrlo, debemos practicar el Pranava de una manera un poco diferente.

Debemos salir del anahata hacia atrás y abajo con un ángulo de 40 grados aproximadamente. En otras palabras, es necesario llegar a estar debajo de la superficie de la Tierra y encontrar allí un estrato aún más sutil de Luz Viviente. Luego, del mismo modo que en la primera variante de Pranava, fluimos como una Corriente, pero esta vez hacia delante y arriba alrededor y a través del cuerpo.

A medida que profundizamos la Unión con esta Luz, descubrimos que Ésta prevalece dentro de nuestro planeta a excepción de su núcleo.

Debemos fortalecer esta Unión a través de llenar esta Luz con nosotros mismos como corazones espirituales, con la particularidad de que lo debemos hacer delante y detrás del plano vertical que coincide con la espalda del cuerpo parado.

El siguiente bautismo y los siguientes «nacimientos» y «maduraciones» se realizan ya en el Fuego Divino, de lo que hablaremos más adelante.

Más sobre la auto-sanación

Si durante la meditación Pranava uno aprende a detenerse y a condensarse, como conciencia, detrás del propio cuerpo, podrá introducir en éste la palma de la mano de la conciencia y eliminar con su ayuda todas las alteraciones energéticas.

Además, si permaneciendo en la Unión con el Espíritu Santo, nos condensamos a una distancia de dos metros detrás del cuerpo, podremos desde esta posición ver y controlar a los demonios* que podrían haberse instalado en el cuerpo. También podremos mirar a través del propio cuerpo el cuerpo de una persona poseída y conversar con los demonios que se encuentran en éste, con la particularidad de que ellos no pueden ignorar las preguntas del Espíritu Santo y deben contestarlas. Así ellos nos contarán por qué Dios les envió al cuerpo de esta persona encarnada, es decir, mencionarán sus errores y sus deudas kármicas.

Si el poseído comprende sus problemas, se arrepiente y se corrige, entonces será apropiado pedir (¡necesariamente de una buena manera!) a los espíritus mudarse a otro lugar más agradable para ellos. Por ejemplo, al pez que fue matado por esta persona se le puede pedir mudarse a un lago; a un pájaro, al bosque; a un cerdo o a un perro podemos describirle los atractivos de su siguiente encarnación en un ambiente favorable para ellos y así por el estilo.

Todos los espíritus están bajo el control del Espíritu Santo y Le obedecen. Sin embargo, para realizar exitosamente este tipo de sanaciones, no debemos salir del estado del Espíritu Santo.

Dichas sanaciones son lo opuesto a los intentos de expulsar a los espíritus con odio y condenación (estos métodos son conocidos como exorcismo). Tales técnicas no solamente son poco eficaces desde el punto de vista de la sanación, sino que también estimulan el crecimiento de la grosería en los exorcistas y predeterminan el infierno para ellos. Estos exorcismos son cierto tipo de magia negra, son anticristianos en su esencia, puesto que el Cristo predicaba el amor, y no el odio.

«Reciprocidad Total» (Nirodhi)

Con todo, la Unión definitiva con el Espíritu Santo puede ser alcanzada sólo a través de la meditación «reciprocidad total» (o Nirodhi, en los términos del budismo). Durante ésta, la conciencia pasa al estado de «no yo» convirtiéndose en Todo, lo que da por resultado la desaparición del «yo» inferior individual.

Es inútil tratar de explicarlo con palabras, pero puede ser experimentado fácilmente en los sitios de poder adecuados.

Después de que uno aprende dicha meditación, podemos decir que esta persona ha alcanzado el Nirvana total en el Brahman, este Nirvana que Krishna nos propuso en el Bhagavad-Gita como una de las metas que debemos lograr [10,18].

Bautismo del Fuego Divino

El siguiente paso hacia el conocimiento del Absoluto multidimensional consiste en conocer la Manifestación Divina sutilísima de Fuego.

De esta manera, entre otras, Dios Padre puede manifestarse ante los discípulos dignos que lograron la debida refinación en una forma antropomorfa* gigante y Llameante que, sin embargo, no les quema.

Ishvara también está descrito en Su Forma de Fuego en el Bhagavad-Gita [10,18] según las palabras de Arjuna, quien Lo vio: «¡Eres similar a una llama que brilla como un sol deslumbrante y emanas los flujos de Tus rayos tan difíciles de contemplar!» (Bhagavad-Gita, 11:17) y «¡Si el brillo de mil soles se encendiera simultáneamente en el cielo, tal resplandor podría parecerse a la Gloria de esta Gran Alma!» (Bhagavad-Gita, 11:12).

De este Fuego también nos habló Chaitania: «El Fuego es el estado funcional de la Conciencia Que vive en la Morada del Creador».

Sobre lo mismo narraba Sathya Sai: «El Fuego no es un estado independiente, sino un estado Mío que, cuando Yo entro en el Mundo de la Creación, puede ser percibido por aquellos que Me alcanzaron».

La inmersión completa e inalterable de la conciencia del buscador espiritual en el Fuego Divino y la Unión con Éste permiten «quemar» todos los restos desfavorables del karma. Además, influyendo en el propio cuerpo con este Fuego, podemos conseguir su completa sanación.

Es necesario aprender a unirse con este estado de Dios, lo cual puede realizarse a través de llenar completamente Su forma con el corazón espiritual, entre otros métodos.

No obstante, Dios no ayuda en este proceso a cualquiera, sino solamente a los discípulos escogidos por Él y dignos de Él.

«La Raíz»

Existen otras maneras de conocer el Fuego Divino, puesto que éste está siempre presente en aquella parte de nuestro planeta en la cual la Tierra empezó su formación, es decir, en el núcleo.

Allí también es posible recibir el bautismo en el Fuego Divino. Y sumergiéndonos más profundamente según la escala de la multidimensionalidad, debajo del componente de Fuego del núcleo de nuestro planeta, podremos entrar en la dimensión espacial más alta y conocer allí a la Conciencia Primordial en Su Morada.

También es posible entrar en la Morada del Creador a través de la estructura energética llamada «raíz», que conecta el anahata de cada persona encarnada con esta dimensión espacial más alta. Pasando a través de esta estructura hasta el final, aquel que acumuló el debido poder en la sutileza y aprendió a penetrar en los planos superiores puede conocer a Dios Padre en toda Su plenitud.

Acerca de la «raíz» habló Krishna en el Bhagavad-Gita.

Los taoístas de China también trabajan con esta estructura y la llaman «el tallo de la flor dorada».

A través de la «raíz» los yoguis tibetanos que usan las técnicas de tummo elevan el Fuego Divino a sus cuerpos [62-63].

De lo mismo nos habla el Agni yoga (Hojas del jardín de Moria. La llamada [34]).

Una imagen meditativa para el trabajo con la «raíz» fue propuesta por Dios a través del apóstol Pablo (Romanos 11:18).

Sin embargo, la mayoría de las personas está segura de que el infierno se encuentra dentro de la Tierra y Dios, en cambio, está «arriba» (con respecto a nuestro planeta redondo).

Entiendo que para un materialista es difícil imaginar el hecho de penetrar en el centro de la Tierra, ya que para esta persona la Tierra se asocia con algo «sólido».

No obstante, para un exitoso místico que aprendió a entrar en los estratos sutilísimos superiores, nuestro planeta se ve como un globo de Luz-Amor Viviente de muchos estratos, dentro del cual esta persona puede nadar de un estrato al otro (de un eon al otro), disolverse en cada uno de éstos, condensarse nuevamente en una conciencia individual, asumir diversas formas, hacerse de diferentes tamaños, salir de los límites de la «isla» pequeña del planeta, unirse con el Océano Universal de la Infinidad y disolverse en Éste…

Con todo, para lograrlo, es necesario, como ya hemos explicado anteriormente, apartarse de la guna tamas, pasar las gunas rajas y sattva y llegar a la comunicación directa con Dios siendo una conciencia inmortal y libre del cuerpo, que aspira a la Unión amorosa con su Amado Principal.

Este Camino religioso, llamado por Dios el Camino Recto (Vajrayana), no se parece de ningún modo a las formas rituales de diferentes religiones, donde las personas temen a la muerte de su cuerpo y lloran por aquellos que dejaron sus cuerpos, donde ellas son tan ególatras y esclavizadas por la gula que creen tener el derecho inherente a matar a los animales y a comer sus cuerpos…

No tiene mucha importancia dónde conozcamos por primera vez a Dios en Su Aspecto de Fuego. Se lo puede hacer tanto a través del núcleo de Fuego de nuestro planeta como a través de un «Mahadoble» de Fuego. Con todo, es necesario conocer lo uno y lo otro.

«Elevación» de la kundalini

Una etapa importante debe preceder a la entrada en la Morada del Creador. Es la etapa de la «elevación» de la Kundalini.

La Kundalini es la energía Átmica* de la conciencia que fue acumulada por cada uno durante todos los mejores episodios de todas sus encarnaciones. En otras palabras, esta energía se forma y se acumula siempre y cuando permanezcamos en los estados de amor sutil y tierno. Sin embargo, esta energía no se encarna cada vez junto con el jiva (que es la parte del alma que se encarna en el nuevo cuerpo), sino que «se almacena» en una «alcancía», por así decirlo, parecida a un globo estirado casi de forma cilíndrica.

Esta estructura, cuando está desarrollada, alcanza un tamaño de kilómetros y se localiza en un plano sutilísimo dentro del planeta al nivel de su manto. El tamaño de la Kundalini corresponde al nivel de la madurez evolutiva del alma.

La Kundalini y el jiva de cada persona forman un sistema integral, estando unidos por un canal energético especial que se conecta a la parte baja delantera del muladhara.

Sólo aquellas personas que acumularon una cantidad suficiente de la energía Kundalini, es decir, las personas maduras y dignas de entrar en la Morada de Dios Padre y alcanzar la Unión con Él, pueden «elevar» la Kundalini a sus cuerpos y usarla en el trabajo espiritual.

Así pues, el lector ya debe comprender que la Kundalini no está localizada en el chakra muladhara ni tiene nada que ver con el coxis, a pesar de que algunas fuentes afirman lo contrario. Su «elevación» tampoco puede lograrse golpeando el coxis contra el piso o con danzas de movimientos bruscos. Los ejercicios para la «elevación» de la Kundalini que Rajneesh daba a sus discípulos no son nada más que bromas, hechas «para que los niños se diviertan y no lloren».

La verdadera «elevación» de la Kundalini se realiza después de cumplir las etapas preparatorias descritas en este libro en los sitios de poder especiales (o sin estos), con la ayuda de un Maestro espiritual encarnado competente o directamente con la ayuda de un Maestro Divino no encarnado.

El sentido de la «elevación» de la Kundalini consiste en: a) unir esta energía individual Átmica con el Creador (Paramatman), b) purificar con esta energía las células del cuerpo, lo que da por resultado su sanación y transformación y c) aprender a identificarse con el Atman.

Lo último será posible cuando la Kundalini ya haya pasado a través del cuerpo (lo cual se hace necesariamente en posición acostada boca arriba) y haya formado una nueva condensación energética detrás del sahasrara.

De lo dicho se desprende que es necesario reflexionar bien antes de empezar a «elevar» la Kundalini.

Pues si esta energía fue trasladada al Paramatman, entonces el practicante (como individuo) la pierde y la única salida correcta que le queda es unir también el jiva (alma individual) con el Creador en esta misma encarnación. Si no logra hacerlo*, la próxima vez se encarnará sin este valiosísimo potencial energético y tendrá que acumularlo de nuevo.

Entrada en la Morada del Creador

La Morada Universal del Creador está saturada del estado de Su Gran y Tierna Tranquilidad. La luminosidad aquí se parece normalmente al estado de la luz solar matutina, templada, tierna y silenciosa.

Este estado es opuesto al «mundo oscuro» del eon diabólico, saturado de la grosería y maldad «pegajosas». La entrada en este eon da una sensación falsa de poder grosero y violento y algunos pueden ser cautivados por esto. ¡Pero nosotros no lo necesitamos!

La Morada del Creador no es el «Vacío», algo que es posible escuchar de los seguidores incompetentes del budismo. El «Vacío» es simplemente una traducción incorrecta al ruso y a otros idiomas de un término budista que antes, de hecho, reflejaba la realidad. Esta traducción incorrecta tentó a muchas personas, tanto aquellas que se consideran budistas como las que no.

Pues a una persona religiosa normal esforzarse para alcanzar el Vacío en vez de Dios, realmente le parece absurdo. Es por esta razón que muchos seguidores del budismo se enredan en la «espesura» de los numerosos términos «budistas» y, comprendiendo erróneamente la Verdad, se privan del estímulo para alcanzar la Conciencia Primordial.

Como consecuencia, con el tiempo el «edificio» del budismo tambaleó y se deshizo en muchas sectas, la mayoría de las cuales no dispone del conocimiento más alto.

El término «Vacío» debe ser traducido de otro modo, y entonces todo se torna claro para un practicante espiritual que está ante el Umbral de la Morada de Adibuda.

La Morada del Creador se encuentra al otro lado de una barrera maravillosa que puede ser comparada con un espejo. Así que Su morada, de hecho, está «detrás del espejo»*. Para guiar allí a un discípulo digno, un Maestro Divino puede, por ejemplo, proporcionarle Su Mahadoble como Yidam. Y en el lugar del cual surge el Mahadoble, el discípulo puede encontrarse y unirse en el Amor con el Padre-Madre Universal y conocer gradualmente Su Absoluta Grandeza.

Este estado es bastante reversible. El cuerpo de la persona que se estableció firmemente en la Morada del Creador se distingue de los cuerpos de otras personas solamente por el hecho de emanar Luz de Amor y de tener a su alrededor un campo de Tranquilidad.

Al comienzo, el Practicante espiritual se siente como un visitante en la Morada del Primordial. Pero luego empieza una nueva etapa de Su servicio a las personas encarnadas, el Servicio como un Espíritu Santo, como un Representante del Creador.